
Destilería
Toro
En 1890 el suizo Bautista Gerónimo Gargantini y el italiano Juan Giol alquilaron una pequeña bodega, con solo tres toneles, para elaborar su propio vino. Pasaron 6 años de pruebas, pero los resultados no terminaban de satisfacerlos.
Sin embargo, en 1896 dieron en “la tecla” con un vino que primero llamaron “Cabeza de Toro” y luego “Vino Toro”. Giol y Gargantini describían su trabajo como “un vino hecho por laburantes (o trabajadores) para laburantes”, espíritu que conserva la marca hasta hoy y que refleja en el relanzamiento de su nueva campaña.

En 1910, Giol y Gargantini alcanzaron el apogeo de su marca, produciendo 43 millones de litros de vino Toro. Por eso, 120 años después, con mucho trabajo duro, honradez y sencillez, Toro sigue vigente en el mercado como el vino más elegido por los argentinos y ahora llega a Venezuela para conectarse con aquellos que seguimos trabajando por el país. Siempre hay un Toro en la mesa. Seguramente porque es el vino que mejor nos representa y nos identifica. Un vino hecho con esfuerzo para los que más saben de esfuerzo.