En el corazón de la Toscana, un pequeño cuadrilátero de tierra reunido alrededor del antiguo pueblo de Montalcino marca los límites de la excelencia del vino italiano. Desde tiempos inmemoriales, la historia del vino, su leyenda, Brunello di Montalcino, se ha escrito a lo largo de las prósperas laderas de estas colinas.